"Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un «¡Ahhh!»", Jack Kerouac


lunes, 18 de junio de 2012

Teoría de la felicidad relativa

Me acabo de dar cuenta de que la duda sobre si el dinero da o no da la felicidad no está bien planteada. Esa no es la pregunta que debemos hacernos, lo que debemos tratar de resolver es: si quiero ser feliz, ¿qué opciones tengo?

 Y es entonces cuando hasta los que mantienen que el dinero no da la felicidad deben sentarse a reflexionar. Tomemos como cierto lo siguiente: el amor es lo que más felicidad nos da. Posiblemente sea una afirmación cierta, pero ese no es el tema a tratar aquí, lo que trato de demostrar es que, independientemente de la felicidad que nos de, no vamos a centrarnos en eso por lo siguiente: el amor nos ocurre. Es un evento de la vida, algo que cuando está, falta, y cuando está es que ha aparecido de la nada. Es, como digo, un evento "aleatorio" que nos pasa a veces cuando vemos a otra persona, y entonces es cuando comienza el tratar de terminar junto a esa persona. Es decir, muy probablemente poco podemos hacer al respecto. Entonces, ¿cómo voy a maximizar mi felicidad yo con algo que ocurre "aleatoriamente" en mi vida?

Aprovecho para decir aquí que yo, por definición, no creo que la vida se base en maximizar la felicidad de uno mismo, sino que hay otros motivos por los cuales vivir, porque de otra manera, o esperas querer y tener alguien te quiera, o te dedicas a lo que sabemos que da algo de felicidad por lo que conseguimos con él: el dinero.

No todo es o bien amor, o bien dinero, pero sabemos que podemos englobarlo en emociones (amor, apego, filantropía, querer ayudar...) y los recursos físicos y lo que de ellos se deriva (dinero, ego, poder, estatus...). Repito, no es una separación perfecta, sino que se trata de una simplificación.

Entonces, digamos que tengo 1 de esfuerzo como medida para poder alcanzar mi felicidad. Con ese 1 de esfuerzo, se me plantea lo siguiente: si quiero ser feliz, ¿dónde debo invertirlo? Es decir, ¿qué debo hacer? Bien, pues resulta que, si tengo ese 1 de esfuerzo, voy a ir a por el dinero. Por la sencilla razón de que es más sencillo y no tiene incertidumbre alguna. Imagínate que quieres en su lugar invertirlo en ayudar a la Cruz Roja a dar de comer a personas pobres. Dependes de demasiados factores como para poder saber si va a ser positivo o negativo. Puede ser que salgas deprimido del todo. Pero con el dinero sabes que puedes salir a tomar algo con los amigos, por ejemplo.

Esto se basa en lo más natural de la vida: la relatividad. Algo que nos puede dar mucha felicidad puede resultar muy "caro" en base al esfuerzo que requiere, y sería mejor dedicar nuestro tiempo a pequeñas tareas que nos aseguran dosis de felicidad más pequeñas.



Y repito, esto no es lo que opino o dejo de opinar yo, es sólo una teoría filosófica-social. También digo que el propio esfuerzo, la propia inversión en conseguir objetivos, nos reporta a veces felicidad, o nos lleva a cambiar cosas que nos ayudan a mejorar. Es decir, que no todo es tan sencillo como aquí lo pinto, pero creo que como una reflexión de sobremesa hecha ahora en quince minutos no está nada mal, al fin y al cabo, creo que como teoría, como base, es asumible (aunque seguramente refutable).

En definitiva, hay que ser felices, porque lo demás poco importa si esto te falta.





Jesus Burgos Lobo
Semper Fidelis

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