"Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un «¡Ahhh!»", Jack Kerouac


martes, 29 de mayo de 2012

Libros Viejos

En esta pausa soleada que concede el martes de campo en Oviedo voy a dedicarme a hablar un poquito de ese hobby que prácticamente nadie conoce: coleccionar libros.



Y hela aquí, mi pequeña colección de libros. Empecé a comprarlos hace algunos años, y ciertamente hace también algunos años que no la amplío, por una u otra razón. Se tratan de diversos libros que van desde diccionarios hasta novelas, pasando por un compendio sobre la madera con ilustraciones de la época, que abarcan desde 1846 (a la izquierda, Diccionario Español-Francés Francés-Español; de la A a la CHU), hasta 1923 (el verde de la izquierda de la foto, Lecciones Elementales de Química). El rojo del final no he podido encontrarle todavía la fecha, a pesar de que lo he buscado por todas partes.

Y precisamente hace poco (el sábado o el domingo) he decidido volver a ampliarla, y el primer paso ha sido irme a ebay y echar un vistazo largo y tendido por todo él buscando libros interesantes (y sobre todo baratos). El resultado ha sido un par de libros que formaban una colección de tres (lástima que se trate del primero y el tercero), por doce euros cada uno (que por ahí me han costado la mayoría), y de nada más y nada menos que 1793. Pensar que tienen casi 220 años de historia me resulta impresionante.

Esa es la razón por la cual los compro, la fecha. Es fascinante que hayan soportado tanto tiempo, sabe dios en dónde, con quién, y bajo qué condiciones. Pero aquí están, en el 2012, como si acabaran de ser impresos ayer. El tema es lo de menos, tanto importa que sea un texto religioso, una novela de Alarcón o un diccionario, lo que me es relevante es la fecha. Tampoco me importa realmente el estado (salvo, por supuesto, por el precio que me vaya a pedir la persona que lo venda). Pienso que si un libro está en mal estado también tiene su significado, su historia. Quién sabe, quizás estuvo abandonado en una casa durante cuarenta años hasta que la humedad se afianzó en él, o tal humedad la cogió cuando iba en una caja en el cargo de un navío que capeaba una tormenta. Soñar sigue siendo gratis.

En cualquier caso, sin duda esta va a ser una de las cosas a las cuales le dedicaré tiempo este verano. Tengo otros, algunos todavía en el aire, como bien pueden viajar a perderme a algún lugar del mundo, darme más a la cocina y algo relacionado con el chocolate. Con suerte este verano no voy a tener tiempo para aburrirme, ya tengo ganas del jueves (día del último exámen).

Así que ya sabéis, si estáis tirando libros o algo que tengan más de un siglo, es altamente probable que yo os lo compre.


¡Viene el verano!





Jesus Burgos Lobo
Semper Fidelis

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