Son de esas cosas que siempre me han hecho una gracia irónica y mordaz, y que forman ese conjunto de cosas que llamo la hipocresía de la democracia, por darle un nombre en consonancia con lo que realmente creo.
Veamos, cómo puedo decirlo sin que suene demasiado duro (porque en realidad no es mi objetivo culpar a nadie, creo que debemos tener todos la conciencia muy tranquila y actuar como realmente creemos). Sí, hoy, ahora, mientras yo estoy aquí sentado, escribiendo, y vosotros estáis ahí en vuestras casas, leyendo, muere gente en el mundo. Mucha gente, en realidad, desde niños hasta ancianos, por hambre, enfermedad, guerra, odio o cualquier causa. Realmente creo que las sociedades actuales, no tienen ni idea de esto. Para alguien de una sociedad actual, las personas sólo mueren cuando encienden la tele y ahí aparecen, muriendo, por cualquier causa. Entonces es cuando pasan a ser "los pobres negritos de África", "los pobres niños-esclavos de Bangladesh", etcétera. Entonces, cuando estamos ahí, cenando, y nos meten por la boca esas imágenes que son el pan de cada día del mundo, es cuando sentimos lástima, y en un arrebato de solidaridad hipócrita, decimos cosas tales como "el mundo es un asco", "no hay justicia en este planeta", "¿no hay nadie a los que les importe?". Esta última me encanta. Es la expresión última de la hipocresía de Occidente. En cuanto vemos algo que no nos gusta, nos levantamos y, haciendo ese alarde de honor, buscamos a alguien a nuestro alrededor para que solucione el asunto. ¿Qué podemos solucionarlo por nosotros mismos? Ah, ya, pero es que a mi no me hacen caso, somos demasiado pocos, demasiado débiles, etcétera.
A muchos de los que estáis aquí, leyendo esto, os sonarán, seguro, esas frases, de haberlas dicho vosotros mismos, ¿verdad? Y es genial, porque cuando ahora, te hacen tener que pagar por la Sanidad Pública, te indignas entero, y gritas al mundo lo indignado que estás de que tengas que pagar por algo que cientos de millones de personas en el mundo ni siquiera reciben (ni gratis, ni de pago). Por supuesto, soy el último que desearía proteger ninguna de las medidas llevadas a cabo en España, pero seamos realistas, damos asco.
Damos asco porque, en definitiva, nos importa una mierda lo que le ocurra al África negra, o a esos niños de Bangladesh. No, no digamos ahora que esto es mentira, que somos todos muy comprometidos en la lucha del hambre en el mundo, o somos muy verdes, o cualquiera de estas tendencias de las cuales nos gusta tener una chapita para enseñar a nuestros amigos y decir, "sí, yo contribuyo con el mundo, me parece increíble que tú no lo hagas". Por favor, dejemos esas hipocresías. Asumamos la realidad, de media, nos da igual el resto de países y de personas más allá de aquellos a los que consideramos importantes. Muchas veces, nos da igual todo el mundo más allá de nosotros mismos.
Si a estas alturas sigues leyendo, y lo haces con un sentimiento de culpabilidad en el pecho, no vas a solucionar absolutamente nada. Olvídate de la culpa, ¿por qué te vas a sentir culpable? ¿De qué sirve? ¿De que te acuerdes de esta entrada durante unos días, y al final "se te pase"? Es tu naturaleza, no puedes hacer nada al respecto. Pero la próxima vez que veas a un niño muriéndose de hambre, asume que, en el fondo, es tu culpa, que tú estás aquí, con tus lujos, quejándote de vicio, y el mundo, la mayor parte, se muere. Tú sigue luchando por tus derechos, pero mantén siempre en mente que hay millones de personas por las que nadie va a luchar nunca. Cuando el Estado te recorte en Sanidad y Educación Públicas, piensa que es un lujo. "Sí", podrás responder, "pero es mi derecho como español". Claro, es cierto, has tenido la enorme suerte de nacer en España, en la parte buena del mundo. Nadie querría nacer en la cara mala, ¿verdad?
Algunos podrías echarme en cara lo mismo a mí, pero creedme cuando os digo que yo tengo la conciencia tranquila. Sé perfectamente que a todas horas mueren personas en el mundo, por eso me muestro indiferente cuando en las noticias me muestran aquellos que tienen la enorme suerte de tener un equipo de reporteros delante, o que son ayudados por la Cruz Roja o los cascos azules. Cada vez que veo eso, me recuerdo que, a cien kilómetros, hay una familia exactamente igual que la que sale en pantalla, pero con la enorme diferencia de que se está muriendo. Esa es la parte que no enseñan las cámaras. Cuando te muestran esos niños saltando de alegría cuando llega la ayuda internacional, más al norte, o al sur, o donde sea, unos niños soldados están arrasando un pueblo.
Podríais decir que,si me muestro indiferente, con la conciencia tranquila, soy una especie de máquina sin sentimientos. Pero os puedo prometer que no hay segundo que mi alma no se sienta pesada, y mi mirada se aleje al horizonte, preguntándome qué hago yo aquí, labrándome mi futuro, si queda tanto por hacer en este mundo, si hay tantas personas que jamás han tenido ni la posibilidad de poder comenzar a labrarse un futuro. Si hay tantas personas sin futuro alguno, que no pasarán de esta noche.
Esto no es para que os vayáis a lanzar a afiliaros a la Cruz Roja, o a Vicente Ferrer, o digáis en alto lo mal que está el mundo, u os arrepintáis. Ni muchísimo menos. Con que lo mantengáis en la cabeza, y sepáis que vuestra naturaleza está lejos de querer ayudar a aquellas personas, está todo correcto. Con que dejéis de ser unos hipócritas, está todo correcto. Con que sepáis que a cada segundo mueren miles de personas, está todo correcto. Es el mundo que nos ha tocado vivir, y nos ha tocado hacerlo en la parte buena, ¿verdad?
Sí, nos merman nuestros derechos a cada día, pero si tan sólo alguno de nosotros pudiera llevar la mitad de nuestros derechos perdidos a todo el mundo, podría morir totalmente tranquilo.
Pero, al fin y al cabo, la solidaridad no existe, es un invento occidental para mantener nuestra conciencia tranquila.
Jesus Burgos Lobo
Semper Fidelis
Duro, pero certero y sincero. Simplemente genial :)
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