"Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un «¡Ahhh!»", Jack Kerouac


martes, 10 de diciembre de 2013

Los jóvenes marcamos el ritmo

Hablaba esta tarde con Carli sobre qué hacer o dejar de hacer una vez que nos hayamos graduado (muy mal se nos tiene que dar para que no sea este año), y sobre todo tratábamos de marcar directrices sobre una hoja de ruta inexistente: máster sí/no, idiomas cuándo, trabajo cómo. Y de esa conversación se deriva el pensamiento que traigo, eso de que los jóvenes marcamos el ritmo.

Marcamos, de hecho, muchos ritmos, pero en este caso me refiero al laboral. Voy a recalcar antes de continuar que soy idealista y orgulloso, y que no se nos olvide esto según avanzamos porque es lo principal del razonamiento.

Pues bien, me niego a trabajar por 600€ al mes (brutos) en un trabajo cualquiera. "Ya pero es que", "cómo están las cosas", "ojala pudiera" y toda esa verborrea, nos la guardamos. Yo, caballeros, no valgo 600€ al mes. No me importa alquilarme (aunque prefiero poseerme, por eso lo de montar una empresa), pero quiero una buena retribución. Alguno dirá que voy de sobrado, pero muchas (bueno, algunas) de las personas que conozco tampoco valen 600€ al mes (os sorprendería escuchar que sería como decir que vuestra vida vale unos 120.000€, toda ella, con estimaciones muy rápidas). Lo dicho, me alquilo a un precio de acuerdo a lo que ofrezco. Este verano, durante las prácticas de Liberbank, el Departamento de Publicidad quedó encantado con mi trabajo, propuse bastantes ideas nuevas, les dí cosas para pensar y en general tiré como el mejor, como si me fuese un ascenso en ello, porque así trabajo yo (y no, no exagero porque me lo dijeron en varias ocasiones). Y además, en dinero, no cobre absolutamente nada. ¿Lleva la contraria a mi razonamiento? En absoluto, tengo 12 créditos (el equivalente a 2 asignaturas) con un 10 de nota, además de todo el conocimiento que logré guardar y los nombres de proveedores que recuerdo. Es decir, me cobré a buen precio las prácticas.

Por eso digo, ¿600€ al mes? Solo diré sí si me ofreces un puesto al lado de un asesor de Fusiones y Adquisiciones, un operador bursátil o un analista fundamental, o algo similar, algo de lo que realmente pueda aprender a muerte para superarlos a todos porque adore lo que esté haciendo. Porque cuando trabajas donde realmente quieres te vuelves un ser impresionante, y lo que haces lo haces con satisfacción, y alguien que trabaja con gusto en lo que hace siempre, SIEMPRE, va a superar a alguien que trabaja solo por tener un trabajo y cobrar a fin de mes.

Y por eso digo que los jóvenes marcamos el ritmo. No le digáis todos sí a todo. Algunos de vosotros no valéis eso. Desde un punto de vista de analista fundamental, estáis regalando dinero, y yo al menos detesto perder dinero porque sí. Por eso no le tengo miedo a montar una empresa, y por eso invierto en bolsa. Si he de perder dinero, quiero perderlo por mis propias decisiones, porque soy dueño de mis circunstancias también, no por comisiones e inflación. Por eso nunca compro fondos de inversión hechos por y para inútiles, ni tampoco renta fija que ni cubre la inflación esperada. Porque uno debe ser dueño de sus propias decisiones, de sus ganancias y de sus pérdidas, y de estas últimas será de las que más aprenda.

Porque en definitiva, la mayoría estáis vendiendo vuestra capacidad de saber qué es equivocarse, qué significa acertar, qué se gana y qué se pierde. Simplemente ejecutáis, un día tras otro.

Porque yo soy yo y mis circunstancias, y si no las controlo a ellas, no me controlo a mí.



Jesus Burgos Lobo
Semper Fidelis

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